Este era un hombre forastero que llegó a Rabat, entre los marroquíes, y no tenía un cuarto; empezó a trabajar, logró ganar unos tres duros y se dijo: “Alquilaré una tienda y empezaré a vender en ella Keftsa (una masa hecha de carne picada y condimentada). Tomó la tienda y la arregló, compró carne al carnicero y la picó. Una vez que la hubo picada la preparó y la puso asar. El humo subía.
Vino un hombre que tenia un pan, se sentó a la puerta de la tienda, comenzó a cortar trozos de pan, untaba el pan con el humo y se lo comía, hasta que se acabó el pan. Cuando el pan se hubo terminado, le dijo el bodegonero:
- Dame el sueldo.
- Yo no he comido carne --- le contesto --- ; sólo he comido el humo que subía al cielo.
- Págame --- le replicó --- y si no me pagas mé querellaré de tí. No quiso pagarle el hombre y se le querelló ante el caid. Marcharon al caid, llegaron a él y dijo el maestro bodegonero al caid: Señor yo vendo Keftsa y la aso; este hombre ha venido, ha traído con el un pan, ha empezado a untarlo con humo y a comérselo, hasta que lo ha terminado.
Se ha levantado tranquilamente y no me ha pagado, y cuando le he dicho: “Págame”, me ha contestado que no me pagará.
Y el caid dijo al dueño del pan:
¿Tienes algún dinero?
Si --- le respondió.
Dame --- le dijo --- un par de duros.
Se los dió y el caid los sonó, y dijo al bodegonero:
¿Has oído el sonido de ellos?
Si --- le contestó.
Esta es tu paga --- le replicó --- Así como el comió el humo, así tu también has oído el sonido de los dineros..Y la paz.
Autor: Anonimo.